jueves, 22 de marzo de 2012

REPORTAJE EN LA REVISTA EL OBSERVADOR SOBRE LA COLABORACIÓN DE LA CASA DE LA BUENA VIDA CON INSTITUCIONES PENITENCIARIAS Y LA POLICÍA


La Casa de la Buena Vida de la Palmilla ha realizado más de treinta entregas voluntarias de personas bajo orden de “busca y captura” a la Policía Nacional de Málaga
Este proyecto contra la exclusión social gestiona más trabajos en beneficio de la comunidad que el propio Ayuntamiento de Málaga

08/02/11. Sociedad. Desde sus orígenes, los responsables de la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana en la barriada de Palma-Palmilla (AICGP) que gestionan el proyecto contra la exclusión social de la Casa de la Buena Vida informaron a la Policía Nacional de que ellos mismos se encargarían de entregar voluntariamente a cualquier persona que estuviera bajo orden de “busca y captura”. De esta forma, se evitaría que el proyecto se convirtiera “en la cueva de Alí Baba” y la Policía permitiría el normal desarrollo de la función de ayuda social que realiza el centro. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com informa hoy de la entente cordiale que existe entre este particular proyecto y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la judicatura e instituciones penitenciarias.
EN la Casa de la Buena Vida de la Palmilla la puerta está abierta a todo el mundo. Y en ella recalan en busca de comida, cobijo y refugio espiritual aquellos olvidados, marginados, ‘tirados’, enfermos y toxicómanos que están de vuelta de otros centros terapéuticos o de internamiento, o que se están muriendo por las esquinas. Nadie cuestiona el pasado de cada cual, pero a todo aquel que llega se le explica que existe un acuerdo con la Policía Nacional y que “la casa no es la cueva de Alí Baba donde esconderse”. Más que un acuerdo o una colaboración, lo que existe es un entendimiento cordial entre responsables de la Asociaciónpara la Integración de la Comunidad Gitana en la barriada de Palma-Palmilla (AICGP) y los mandos policiales. “Nosotros estamos obligados a realizar cuanta entrega se nos pida, en el caso de que alguno de los acogidos en la Casa de la Buena Vida aparezca en un busca y captura”, explica el vicepresidente de la AICGP, Antonio Villanueva. De esta forma se evita que las detenciones se produzcan en la casa, con la lógica alteración de la vida cotidiana de un centro que trabaja en la lucha de la exclusión social con un sistema de mediación entre iguales. “A día de hoy hemos entregado voluntariamente a cerca de 35 personas. Nadie se ha negado a ser entregado”, asegura Villanueva.

MANDOS policiales con los que se ha puesto en contacto EL OBSERVADOR reconocen que laCasa de la Buena Vida está intentando “realizar una labor social con mucho esfuerzo” y que la vigilancia policial permanente, al igual que ocurriría con otros centros, “sería perjudicial”. “Ese centro no nos pone ningún tipo de problemas”, recalcan estas fuentes que opinan que el proyecto “no tiene los apoyos que debiera tener”.

PRUEBA de esta relación fluida es el hecho de que cuando el anterior inspector jefe de Policía de la Comisaría Norte de Palma-Palmilla, José María Lambea, fue ascendido a jefe de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial, su sustituto, José Ruz, dedicó una de las primeras mañanas en su nuevo puesto a conocer personalmente el proyecto, hablar con los allí acogidos y definir cuestiones procedimentales.

POR otra parte, los responsables de la AICGP también se ocupan de actuaciones judiciales (se recogen citaciones, asesoramiento, acompañamiento a los juicios, escritos…). “Este año hemos realizado del orden de 130 actuaciones de este tipo. En todos los casos con comprobación por parte de la Policía de que permanecían en la casa y paso preceptivo por los forenses de la Ciudad de la Justicia que fiscalizaban que no estuvieran consumiendo drogas”, puntualiza Villanueva, quien cuenta con el apoyo para estas cuestiones del profesor de la Universidad de Málaga,Pablo Cortés.

“APARTE tenemos a un numeroso contingente de acogidos que realiza sus trabajos en
beneficio de la comunidad (TBC) en la asociación, tanto en la Casa de la Buena Vida como en el Centro Ciudadano 26 de Febrero situado en la calle Francisco Cárter. En la actualidad realizamos más TBC que el propio Ayuntamiento de Málaga, que tiene unas nueve personas y nosotros siempre superamos la docena simultáneamente”, sostiene el vicepresidente de la AICGP, quien junto a otros voluntarios intenta concienciar a los acogidos en la casa para que no vuelvan a repetir tales actos, “en caso contrario la Asociación no les volverá a ayudar”. Por último, Villanueva apunta que la prisión de Alhaurín de la Torre “nos ha mandado en alguna ocasión a presos con enfermedades graves. Por todas estas actuaciones no hemos recibido pago ni subsidio alguno”.

EL pasado mes de diciembre, en su primera visita a este inédito proyecto de la Palmilla, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), se comprometió a apoyar esta iniciativa
-hasta ahora el Ayuntamiento no lo había hecho- con independencia de si lo hacen o no otras administraciones públicas.

EL DIARIO EL MUNDO SE HACE ECO DE LOS RELATOS INCLUIDOS EN LAS HISTORIAS DE LA PALMILLA


  • Antonio Villanueva lleva cuatro años de trabajo con los marginados del barrio
  • Fruto de su experiencia nace un libro digital con casos reales
Jesús Ortiz García | Málaga
Actualizado viernes 16/03/2012 10:51 horas
Desde intervenciones en la Ciudad de la Justicia para que toxicómanos no acabaran entre rejas por delitos tan pintorescos como robar 100 gramos de mortadela o por no acudir a juicio porque no sabía leer la citación judicial, hasta el vecino de la Palma-Palmilla con el récord de hermanos fallecidos por las drogas y los continuos toques de queda por los enfrentamientos entre los principales clanes de la barriada. Son algunos de los temas que plasma el realizador audiovisual y abogado Antonio Villanueva en 'Historias de La Palmilla'.
La Casa de la Buena Vida, situada en uno de los cerros que rodea el distrito, se ha convertido en los últimos años en el epicentro que da cobijo a los marginados sociales: drogadictos, ex presidiarios, enfermos e inmigrantes. De las historias que se cuecen en las entrañas de este viejo caserón se nutre Villanueva en sus relatos, que decidió escribirlos "como terapia". Cuando en 2008 se adentró por primera vez en las calles de este distrito y conoció la cruzada que había emprendido Jesús Rodríguez, conocido como Chule, en la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana, quedó cautivado.
"Sabía que había potencial y mucho trabajo que hacer para ayudar a los más desfavorecidos. Lo que más me ha sorprendido de este barrio han sido las personas humildes que con pocos recursos han sacado a sus hijos adelante y sin meterse en problemas. Mi labor ha estado más enfocada en ayudar a los que han tenido un pasado más oscuro y conflictivo", apunta.
Fruto de su experiencia como responsable de los asuntos jurídicosen esta organización brota Historias de La Palmilla, con ejemplos de superación. "Son relatos breves en los que los delitos, la droga, la muerte o la desesperación se combinan con la solidaridad y el optimismo de personas a las que la sociedad considera deshechos y que dan por perdidas", explica.
La mayoría de los protagonistas tienen como nexo las drogas. Hombres y mujeres que con 14 años ya consumían heroína y otros que han pasado muchos años en prisión. "Son generaciones que no han tenido una oportunidad", enfatiza Villanueva. "Al principio me causó inquietud escribir estas historias porque creía que iba a seguir estigmatizando a La Palmilla como un barrio de delincuentes y desalmados, pero sólo cuento una mínima parte, la de las personas que intentan salir del agujero", añade.
Una de las historias que más le marcó fue la de Carlos 'El Morao': "Sus seis hermanos murieron por la droga y él también estuvo a punto de hacerlo, pero salió del hoyo. Su entereza sirve de ejemplo para los que llegan en una situación similar".
Villanueva se ha pateado cada rincón de la Ciudad de la Justicia para llegar a acuerdos con policías y jueces para evitar el ingreso en prisión de numerosas personas, para que cumplan sus condenas realizando servicios comunitarios en la barriada. "Un día durante el juicio del caso Malaya, acotaron una zona para la entrada de los imputados y un guardia civil me dijo que la puerta de los Malayos no es ViP sino ViCH: Very Important Chorizo. Me decían que no entienden cómo el sistema penal se ceba con delincuentes torpes que roban para comer y dejan libres a políticos que saquean las arcas municipales", subraya.
En el libro también habla de la "buena convivencia y multiculturalidad" que impera en La Palmilla "a pesar del mito de las reyertas entre distintas nacionalidades"; los entresijos y problemas de Cabriel 27, el edificio más deteriorado del distrito, el último reducto para quienes no tienen un techo donde cobijarse; o el proyecto de la 'Ruta del Cole', una lucha constante contra el absentismo escolar. Los primeros capítulos se pueden ver a través de su blog (bienestarciudadano.blogspot.com) y en unos meses saldrá publicado por la editorial Airón.

miércoles, 21 de marzo de 2012

LA CASA DE LA BUENA VIDA EN LA PRENSA

  Diario Sur 18/08/2011
Conjurar la droga con un lenguaje entre iguales.
Reportaje de Gema Martínez sobre la visita del Director de la Prisión de Alhaurín a la Casa de la Buena Vida

Revista el Observador 19/01/2012
Historias de la Palmilla.
Relatos escrito por Antonio Villanueva en la Revista el Observador sobre la vida cotidiana en el barrio

La Opinión de Málaga 28/04/2011
La última oportunidad para la Casa de la Buena Vida
Artículo de Alfonso Vázquez sobre el concierto de Diego el Cigala para financiar la Casa de la Buena Vida y que pueda sobrevivir el proyecto

Diario El Mundo 10/12/2009
El Reto de los olvidados en la Casa de la Buena Vida
Reportaje sobre el centro que trata de recuperar a drogadictos y alcohólicos creado por Jesús Rodríguez 'El Chule'

Revista El Observador 08/02/2011
La Casa de la Buena Vida de la Palmilla ha realizado más de treinta entregas voluntarias de personas bajo orden de “busca y captura” a la Policía Nacional de Málaga
Este proyecto contra la exclusión social gestiona más trabajos en beneficio de la comunidad que el propio Ayuntamiento de Málaga

Diario El Mundo 16/03/2012
Historias de la Palma-Palmilla
Jesús Ortíz cuenta la labor de Antonio Villanueva en la Palma-Palmilla y el libro fruto de su experiencia.

Revista El Observador 29/09/2009
Algo se mueve en la Palmilla.
El Observador comienza un viaje por los barrios de Málaga en una casa de acogida en la que los marginados sociales construyen algo parecido a una utopía

Málaga Hoy 25/01/2009
Motivos para el cambio en La Palmilla
J.A. Navarro Arias escribe sobre el hijo de un patriarca gitano que tras salir de la Cárcel tenía claro qué hacer con su barrio

EL DIARIO SUR RECOGE LA VISITA DEL DIRECTOR DE LA PRISIÓN DE ALHAURÍN A LA CASA DE LA BUENA VIDA

18.08.11 - 01:44 -G. M. | MÁLAGA
Hasta ahora, lo normal había sido lo contrario. Lo normal era que el director de la prisión provincial de Málaga, Ángel Herbella, les recibiera a ellos, por más que ellos no tuvieran gana alguna de ingresar en la 'casa' que él gestiona. Ayer en cambio ocurrió justo lo contrario y fue el director de la prisión el que se desplazó para verles a ellos, ya rehabilitados y en la Casa de la Buena Vida, donde fue recibido con sorprendente cariño por personas que han cumplido veinte y hasta treinta años de prisión.
«Quiero que esta gente venga a Alhaurín a enseñar la dureza de la calle, la recaída en la droga y la reinserción; que sean transmisores de su experiencia para intentar que los que ya están dentro no vuelvan a reincidir», afirmó Herbella, para el que la implicación de la gente de la casa supone «un trabajo precioso» que hay que aprovechar: «Los testimonios los cuentan ellos, que son como las personas que están en prisión y que además es gente muy conocida en el barrio».
El director de la prisión añadió: «Yo siempre digo que la reinserción se hace en prisión, pero que empieza al día siguiente de salir de la cárcel. Yo, viniendo aquí, quiero dar un testimonio de que la reinserción es posible, y que ellos lo demuestran».

LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD PARA LA CASA DE LA BUENA VIDA. ARTÍCULO DE ALFONSO VÁZQUEZ SOBRE EL CONCIERTO DE DIEGO EL CIGALA PARA FINANCIAR LA CASA DE LA BUENA VIDA


La última oportunidad para la Casa de la Buena Vida

Publicado por Alfonso Vázquez
| 28 Abril, 2011
Algunos candidatos a la Alcaldía de Málaga se han hecho, en los últimos tiempos, fotos entrañables en la Casa de la Buena Vida, gestionada por la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana Palma-Palmilla.
En ellas aparecen sonrientes, dispuestos, felices, comprometidos, pero desde que el mundo es mundo, se necesitan algo más que sonrisas de oreja a oreja para que funcione una ambiciosa obra asistencial y, al día de hoy, esta buena casa de La Palma-Palmilla sigue sin recibir un céntimo en ayudas oficiales de administración alguna.
Para quien no conozca esta historia, nacida en 2008, baste decir que un 20 por ciento de vecinos de La Palma-Palmilla se beneficia de una obra social que tiene su sede en un diseminado del distrito pero que también cuenta para sus actividades con el antiguo colegio 26 de febrero, de propiedad municipal.
La Casa de la Buena Vida tiene en la actualidad 6.000 beneficiarios, 2.500 de ellos en el reparto de alimentos y de hecho, su única vía de entrada de comida.
Además, acogen en la actualidad a 45 personas que están reconduciendo su vida y tanto está cambiado ese tópico de un barrio echado a perder que ahora mismo recibe enfermos enviados por los propios hospitales.
Clases de apoyo, talleres deportivos, jornadas poéticas y 130 actuaciones judiciales en el último año son algunos de sus frutos.
Cuesta creer que en un distrito en el que por todos lados entran tantas ayudas sociales y en el que la Junta anunció hace tiempo un plan para invertir 80 millones de euros, la Casa de la Buena Vida se encuentre a la cuarta pregunta, sin fondos para pagar el alquiler, el teléfono ni las medicinas. No se trata de hacer populismo sino de constatar que acudir a hacerse la foto promocional, prometer ayudas y dejar que las semanas y los meses pasen es sencillamente lamentable, por no decir inmoral.
Consciente de esta precariedad, por segundo año consecutivo el cantaor Diego El Cigala va a ofrecer un concierto a beneficio de la casa. Será el próximo miércoles, 4 de mayo, en el Teatro Cervantes a las 9 de la noche y las entradas costarán 8, 10, 18 y 25 euros. Acompañará al generoso artista el guitarrista Diego del Morao.
Este año además y vista la poca eficacia de las sonrisas electorales, puede decirse, y así lo manifiestan sus responsables, que la Casa de la Buena Vida depende de esta taquilla para poder sobrevivir, de ahí que necesiten llenar todo lo que puedan el Cervantes. Las entradas pueden conseguirse, además de en la taquilla, en la página web www.teatrocervantes.com; además, puede realizar sus donativos en la cuenta de Unicaja 2103 0288 00 0030000368 y consultar las actividades de la asociación y la Casa de la Buena Vida en la web: gitanospalmapalmilla.blogspot.com.
Ante el cuajo y las lentitud de reacción de nuestras administraciones, gestoras de nuestro dinero, habrá que echar mano de la generosidad de los malagueños de a pie para que no se pierda una de las labores asistenciales más intensas y esperanzadoras que se están realizando en Málaga. El 4 de mayo, a las 9 de noche, en el Cervantes.

CONJURAR LA DROGA CON UN LENGUAJE ENTRE IGUALES.REPORTAJE DE GEMA MARTÍNEZ EN EL DIARIO SUR

En La casa de la Buena Vida, la gente que ha salido de la heroína y de la calle es la que ayuda con su experiencia a los que vienen detrás

18.08.11 - 01:46 -
GEMA MARTÍNEZ gemamar@diariosur.es | MÁLAGA.
Dice Jesús Rodríguez 'El Chule' que Dios le habla, y la verdad es que al visitar la Casa de la Buena Vida -el caserón en el que desde hace tres años y medio acoge a toxicómanos en situación extrema- dan ganas de creerle, porque pareciera que allí se suceden los milagros.
Antonio García García, 46 años, 29 de los cuales se los ha pasado recorriendo prisiones de todo el país: Daroca, Puerto I, Teruel, Zamora, Herrera de la Mancha, Alcalá Meco, Badajoz, Cáceres 2, diez años en El Dueso.... Heroinómano desde los años 70. Seis meses limpio; los mismos que lleva en la casa, desde la que se ve su barrio, La Palma-Palmilla, en donde dice que ha robado hasta a las ratas.
Rafael Maldonado 'El nervios', 45 años, 30 cumpliendo penas en prisiones. Dice que si se pregunta por él en ese mismo barrio, dirán: «¡Válgame Dios! ¡Pero si ese tiene que estar muerto!». «¡Pues no está muerto; que está la mar de bien!», se responde, y luego enseña los dientes que se ha puesto, iguales, blancos, perfectos. Lleva seis meses en la casa. Lleva limpio esos seis meses.
María Fajardo 'La Yuli', 40 años, 17 en prisiones. Dice que, menos prostituirse y montar en globo, por costearse el vicio ha hecho de todo. Tres años en la casa. Tres años limpia.
José Miguel 'El Semi', 31 años, diez años de penas cumplidas, casi tres años en la casa. Se ha quitado hasta del tabaco y ahora se encarga de repartir la medicación y el trabajo en la casa y también participa en el programa contra el absentismo escolar en la barriada.
En el milagro que es la casa falta un hombre, al que todos recuerdan constantemente y al que llaman 'El sando', por 'Sandokan'. Un caso considerado perdido, con años y años de cumplimiento de condena y que consiguió limpiarse en la casa, en la que llevaba un año como referente para muchos. «Tenía una cosilla pendiente del 2008; algo que casi había olvidado y se lo han llevado a la cárcel», dice 'El Semi', que valora todavía más el esfuerzo que 'Sandokán' hace entre rejas: «Está teniendo una fuerza de voluntad increíble. Es un máquina y ha demostrado que vale mucho».
Entre iguales
«Esta casa funciona de la siguiente manera: la gente que viene de la calle, una vez que ha salido, ayuda al que viene detrás. Es una mediación entre iguales, y funciona». Antonio Villanueva, que hacía documentales cuando conoció a 'El Chule', que quedó atrapado por sus trabajos en el barrio y que se encarga de buscar recursos y configurar teóricamente el proyecto, explica que el protagonista de la inserción social es el propio sujeto de la inserción y que eso lo llevan hasta las últimas consecuencias. Como un mantra. «Porque qué coño sé yo lo que es estar en la cárcel; lo que es no comer un día, orinarte en los pantalones, estar tirado», sentencia.
'La Yuli' lo explica también: «Esto funciona por el amor que nos tenemos. Yo he pasado por todo y cuando llega alguien nuevo sé por lo que esa persona ha pasado, lo que ha vivido. También sé que necesita recuperar muchas cosas que ha dejado en el camino. ¿Quién mejor que yo puede saberlo? Puedo decirles: no te tires por ese barranco porque yo ya me caí ahí. Yo le agarro a él y después él no deja caer al que viene detrás».
Y luego, cuando 'La Yuli', que ha hecho de todo menos prostituirse para conseguir droga, va al barrio a cuidar a niños y ancianos; y cuando 'El Semi', que es de la calle Ebro y que ha robado a los vecinos, se levanta a las siete de la mañana para despertar y recoger a los chavales y llevarlos al cole, otros que están como estaban ellos piensan que sí, que es posible salir después de tocar el fondo. «Es -dice Villanueva- como si llevaran puesto un letrero de neón que dijera: Hemos salido. Se puede. Se puede».
La Casa de la Buena Vida está situada en una pequeña loma del monte Coronado y mira a La Palma-Palmilla. Las grandes torres del barrio se ven desde los 'miradores' naturales del exterior del caserón rehabilitado y recuerdan constantemente que están ahí, que si quieren volver a la droga no tienen más que bajar; pero esa presencia continua, más que incitar al abandono tiene el efecto de convertirse en un reto y de fortalecer la voluntad.
«Cuando estamos mal; emparanoiados, nos venimos y nos sentamos aquí, desde donde se ve el barrio. Comparas la vida de abajo; la vida que tenías en el barrio: las peleas, los niños perdidos, la mujer tirada. Allí no eres nada. Un trozo de trapo viejo. Sabes que aquí puedes ser lavado, transformado, tendido de nuevo. Miramos al barrio y nos quedamos aquí, viendo el panorama desde lejos», dice 'La Yuli'.
En la Casa de la Buena Vida no hay barreras, pero si salen, cuando entran deben someterse a 'un doping' (un análisis para detectar si han consumido). Si da positivo no pueden volver a salir en dos meses y si no quieren cumplir, el barrio y la otra vida que el barrio conlleva les queda a un salto. Ellos eligen. Eso dicen que les recuerda 'El Chule'.