'LA CASA DE LA BUENA VIDA' EL DOCUMENTAL
viernes, 30 de marzo de 2012
jueves, 22 de marzo de 2012
REPORTAJE EN LA REVISTA EL OBSERVADOR SOBRE LA COLABORACIÓN DE LA CASA DE LA BUENA VIDA CON INSTITUCIONES PENITENCIARIAS Y LA POLICÍA
La
Casa de la Buena Vida de la Palmilla ha realizado más de treinta
entregas voluntarias de personas bajo orden de “busca y captura”
a la Policía Nacional de Málaga
Este
proyecto contra la exclusión social gestiona más trabajos en
beneficio de la comunidad que el propio Ayuntamiento de
Málaga
08/02/11. Sociedad. Desde sus orígenes, los responsables de la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana en la barriada de Palma-Palmilla (AICGP) que gestionan el proyecto contra la exclusión social de la Casa de la Buena Vida informaron a la Policía Nacional de que ellos mismos se encargarían de entregar voluntariamente a cualquier persona que estuviera bajo orden de “busca y captura”. De esta forma, se evitaría que el proyecto se convirtiera “en la cueva de Alí Baba” y la Policía permitiría el normal desarrollo de la función de ayuda social que realiza el centro. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com informa hoy de la entente cordiale que existe entre este particular proyecto y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la judicatura e instituciones penitenciarias.
08/02/11. Sociedad. Desde sus orígenes, los responsables de la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana en la barriada de Palma-Palmilla (AICGP) que gestionan el proyecto contra la exclusión social de la Casa de la Buena Vida informaron a la Policía Nacional de que ellos mismos se encargarían de entregar voluntariamente a cualquier persona que estuviera bajo orden de “busca y captura”. De esta forma, se evitaría que el proyecto se convirtiera “en la cueva de Alí Baba” y la Policía permitiría el normal desarrollo de la función de ayuda social que realiza el centro. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com informa hoy de la entente cordiale que existe entre este particular proyecto y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la judicatura e instituciones penitenciarias.
EN la
Casa de la Buena Vida de la Palmilla la puerta está abierta a todo
el mundo. Y en ella recalan en busca de comida, cobijo y refugio
espiritual aquellos olvidados, marginados, ‘tirados’, enfermos y
toxicómanos que están de vuelta de otros centros terapéuticos o de
internamiento, o que se están muriendo por las esquinas. Nadie
cuestiona el pasado de cada cual, pero a todo aquel que llega se le
explica que existe un acuerdo con la Policía Nacional y que “la
casa no es la cueva de Alí Baba donde esconderse”. Más que un
acuerdo o una colaboración, lo que existe es un entendimiento
cordial entre responsables de la Asociaciónpara la Integración
de la Comunidad Gitana en la barriada de Palma-Palmilla (AICGP) y los
mandos policiales. “Nosotros estamos obligados a realizar cuanta
entrega se nos pida, en el caso de que alguno de los acogidos en la
Casa de la Buena Vida aparezca en un busca y captura”, explica el
vicepresidente de la AICGP, Antonio Villanueva. De esta forma se
evita que las detenciones se produzcan en la casa, con la lógica
alteración de la vida cotidiana de un centro que trabaja en la lucha
de la exclusión social con un sistema de mediación entre iguales.
“A día de hoy hemos entregado voluntariamente a cerca de 35
personas. Nadie se ha negado a ser entregado”, asegura
Villanueva.
MANDOS policiales con los que se ha puesto en contacto EL OBSERVADOR reconocen que laCasa de la Buena Vida está intentando “realizar una labor social con mucho esfuerzo” y que la vigilancia policial permanente, al igual que ocurriría con otros centros, “sería perjudicial”. “Ese centro no nos pone ningún tipo de problemas”, recalcan estas fuentes que opinan que el proyecto “no tiene los apoyos que debiera tener”.
PRUEBA de esta relación fluida es el hecho de que cuando el anterior inspector jefe de Policía de la Comisaría Norte de Palma-Palmilla, José María Lambea, fue ascendido a jefe de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial, su sustituto, José Ruz, dedicó una de las primeras mañanas en su nuevo puesto a conocer personalmente el proyecto, hablar con los allí acogidos y definir cuestiones procedimentales.
POR otra parte, los responsables de la AICGP también se ocupan de actuaciones judiciales (se recogen citaciones, asesoramiento, acompañamiento a los juicios, escritos…). “Este año hemos realizado del orden de 130 actuaciones de este tipo. En todos los casos con comprobación por parte de la Policía de que permanecían en la casa y paso preceptivo por los forenses de la Ciudad de la Justicia que fiscalizaban que no estuvieran consumiendo drogas”, puntualiza Villanueva, quien cuenta con el apoyo para estas cuestiones del profesor de la Universidad de Málaga,Pablo Cortés.
“APARTE tenemos a un numeroso contingente de acogidos que realiza sus trabajos en
beneficio de la comunidad (TBC) en la asociación, tanto en la Casa de la Buena Vida como en el Centro Ciudadano 26 de Febrero situado en la calle Francisco Cárter. En la actualidad realizamos más TBC que el propio Ayuntamiento de Málaga, que tiene unas nueve personas y nosotros siempre superamos la docena simultáneamente”, sostiene el vicepresidente de la AICGP, quien junto a otros voluntarios intenta concienciar a los acogidos en la casa para que no vuelvan a repetir tales actos, “en caso contrario la Asociación no les volverá a ayudar”. Por último, Villanueva apunta que la prisión de Alhaurín de la Torre “nos ha mandado en alguna ocasión a presos con enfermedades graves. Por todas estas actuaciones no hemos recibido pago ni subsidio alguno”.
EL pasado mes de diciembre, en su primera visita a este inédito proyecto de la Palmilla, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), se comprometió a apoyar esta iniciativa
-hasta ahora el Ayuntamiento no lo había hecho- con independencia de si lo hacen o no otras administraciones públicas.
MANDOS policiales con los que se ha puesto en contacto EL OBSERVADOR reconocen que laCasa de la Buena Vida está intentando “realizar una labor social con mucho esfuerzo” y que la vigilancia policial permanente, al igual que ocurriría con otros centros, “sería perjudicial”. “Ese centro no nos pone ningún tipo de problemas”, recalcan estas fuentes que opinan que el proyecto “no tiene los apoyos que debiera tener”.
PRUEBA de esta relación fluida es el hecho de que cuando el anterior inspector jefe de Policía de la Comisaría Norte de Palma-Palmilla, José María Lambea, fue ascendido a jefe de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial, su sustituto, José Ruz, dedicó una de las primeras mañanas en su nuevo puesto a conocer personalmente el proyecto, hablar con los allí acogidos y definir cuestiones procedimentales.
POR otra parte, los responsables de la AICGP también se ocupan de actuaciones judiciales (se recogen citaciones, asesoramiento, acompañamiento a los juicios, escritos…). “Este año hemos realizado del orden de 130 actuaciones de este tipo. En todos los casos con comprobación por parte de la Policía de que permanecían en la casa y paso preceptivo por los forenses de la Ciudad de la Justicia que fiscalizaban que no estuvieran consumiendo drogas”, puntualiza Villanueva, quien cuenta con el apoyo para estas cuestiones del profesor de la Universidad de Málaga,Pablo Cortés.
“APARTE tenemos a un numeroso contingente de acogidos que realiza sus trabajos en
beneficio de la comunidad (TBC) en la asociación, tanto en la Casa de la Buena Vida como en el Centro Ciudadano 26 de Febrero situado en la calle Francisco Cárter. En la actualidad realizamos más TBC que el propio Ayuntamiento de Málaga, que tiene unas nueve personas y nosotros siempre superamos la docena simultáneamente”, sostiene el vicepresidente de la AICGP, quien junto a otros voluntarios intenta concienciar a los acogidos en la casa para que no vuelvan a repetir tales actos, “en caso contrario la Asociación no les volverá a ayudar”. Por último, Villanueva apunta que la prisión de Alhaurín de la Torre “nos ha mandado en alguna ocasión a presos con enfermedades graves. Por todas estas actuaciones no hemos recibido pago ni subsidio alguno”.
EL pasado mes de diciembre, en su primera visita a este inédito proyecto de la Palmilla, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), se comprometió a apoyar esta iniciativa
-hasta ahora el Ayuntamiento no lo había hecho- con independencia de si lo hacen o no otras administraciones públicas.
EL DIARIO EL MUNDO SE HACE ECO DE LOS RELATOS INCLUIDOS EN LAS HISTORIAS DE LA PALMILLA
- Antonio Villanueva lleva cuatro años de trabajo con los marginados del barrio
- Fruto de su experiencia nace un libro digital con casos reales
Jesús
Ortiz García | Málaga
Actualizado viernes
16/03/2012 10:51
horas
Desde
intervenciones en la Ciudad de la Justicia para que toxicómanos no
acabaran entre rejas por delitos tan pintorescos como robar 100
gramos de mortadela o por no acudir a juicio porque no sabía leer la
citación judicial, hasta el vecino de la Palma-Palmilla con el
récord de hermanos fallecidos por las drogas y los continuos toques
de queda por los enfrentamientos entre los principales clanes de la
barriada.
Son algunos de los temas que plasma el realizador audiovisual y
abogado Antonio Villanueva en 'Historias de La Palmilla'.
La Casa
de la Buena Vida,
situada en uno de los cerros que rodea el distrito, se ha convertido
en los últimos años en el epicentro que da cobijo a los marginados
sociales: drogadictos,
ex presidiarios, enfermos e inmigrantes.
De las historias que se cuecen en las entrañas de este viejo caserón
se nutre Villanueva en sus relatos, que decidió escribirlos "como
terapia". Cuando en 2008 se adentró por primera vez en las
calles de este distrito y conoció la cruzada que había emprendido
Jesús Rodríguez, conocido como Chule, en la Asociación para la
Integración de la Comunidad Gitana, quedó cautivado.
"Sabía
que había potencial y mucho trabajo que hacer para ayudar a los más
desfavorecidos. Lo que más me ha sorprendido de este barrio han sido
las personas humildes que con pocos recursos han sacado a sus hijos
adelante y sin meterse en problemas. Mi labor ha estado más enfocada
en ayudar
a los que han tenido un pasado más oscuro y conflictivo",
apunta.
Fruto
de su experiencia como responsable
de los asuntos jurídicosen
esta organización brota Historias de La Palmilla, con ejemplos de
superación. "Son relatos breves en los que los delitos, la
droga, la muerte o la desesperación se combinan con la solidaridad y
el optimismo de personas a las que la sociedad considera deshechos y
que dan por perdidas", explica.
La
mayoría de los protagonistas tienen como nexo las drogas. Hombres
y mujeres que con 14 años ya consumían heroína y
otros que han pasado muchos años en prisión. "Son generaciones
que no han tenido una oportunidad", enfatiza Villanueva. "Al
principio me causó inquietud escribir estas historias porque creía
que iba a seguir estigmatizando a La Palmilla como un barrio de
delincuentes y desalmados, pero sólo cuento una mínima parte, la de
las personas que intentan salir del agujero", añade.
Una
de las historias que más le marcó fue la de Carlos 'El Morao': "Sus
seis hermanos murieron por la droga y
él también estuvo a punto de hacerlo, pero salió del hoyo. Su
entereza sirve de ejemplo para los que llegan en una situación
similar".
Villanueva
se ha pateado cada rincón de la Ciudad de la Justicia para llegar
a acuerdos
con policías y jueces para evitar el ingreso en prisión de
numerosas personas,
para que cumplan sus condenas realizando servicios comunitarios en la
barriada. "Un día durante el juicio del caso Malaya, acotaron
una zona para la entrada de los imputados y un guardia civil me dijo
que la puerta de los Malayos no es ViP sino ViCH: Very Important
Chorizo. Me decían que no entienden cómo el sistema penal se ceba
con delincuentes torpes que roban para comer y dejan libres a
políticos que saquean las arcas municipales", subraya.
En
el libro también habla de la "buena convivencia y
multiculturalidad" que impera en La Palmilla "a pesar del
mito de las reyertas entre distintas nacionalidades"; los
entresijos y problemas de Cabriel 27, el edificio más deteriorado
del distrito, el último reducto para quienes no tienen un techo
donde cobijarse; o el proyecto de la 'Ruta
del Cole',
una lucha constante contra el absentismo escolar. Los primeros
capítulos se pueden ver a través de su blog
(bienestarciudadano.blogspot.com) y en unos meses saldrá publicado
por la editorial Airón.
miércoles, 21 de marzo de 2012
LA CASA DE LA BUENA VIDA EN LA PRENSA
Diario Sur 18/08/2011
Conjurar la droga con un lenguaje entre iguales.
Reportaje de Gema Martínez sobre la visita del Director de la Prisión de Alhaurín a la Casa de la Buena Vida
Revista el Observador 19/01/2012
Historias de la Palmilla.
Relatos escrito por Antonio Villanueva en la Revista el Observador sobre la vida cotidiana en el barrio
La Opinión de Málaga 28/04/2011
La última oportunidad para la Casa de la Buena Vida
Artículo de Alfonso Vázquez sobre el concierto de Diego el Cigala para financiar la Casa de la Buena Vida y que pueda sobrevivir el proyecto
Diario El Mundo 10/12/2009
El Reto de los olvidados en la Casa de la Buena Vida
Reportaje sobre el centro que trata de recuperar a drogadictos y alcohólicos creado por Jesús Rodríguez 'El Chule'
Revista El Observador 08/02/2011
La Casa de la Buena Vida de la Palmilla ha realizado más de treinta entregas voluntarias de personas bajo orden de “busca y captura” a la Policía Nacional de Málaga
Este proyecto contra la exclusión social gestiona más trabajos en beneficio de la comunidad que el propio Ayuntamiento de Málaga
Diario El Mundo 16/03/2012
Historias de la Palma-Palmilla
Jesús Ortíz cuenta la labor de Antonio Villanueva en la Palma-Palmilla y el libro fruto de su experiencia.
Revista El Observador 29/09/2009
Algo se mueve en la Palmilla.
El Observador comienza un viaje por los barrios de Málaga en una casa de acogida en la que los marginados sociales construyen algo parecido a una utopía
Málaga Hoy 25/01/2009
Motivos para el cambio en La Palmilla
J.A. Navarro Arias escribe sobre el hijo de un patriarca gitano que tras salir de la Cárcel tenía claro qué hacer con su barrio
EL DIARIO SUR RECOGE LA VISITA DEL DIRECTOR DE LA PRISIÓN DE ALHAURÍN A LA CASA DE LA BUENA VIDA
18.08.11
- 01:44 -G. M. | MÁLAGA
Hasta
ahora, lo normal había sido lo contrario. Lo normal era que el
director de la prisión provincial de Málaga, Ángel Herbella, les
recibiera a ellos, por más que ellos no tuvieran gana alguna de
ingresar en la 'casa' que él gestiona. Ayer en cambio ocurrió justo
lo contrario y fue el director de la prisión el que se desplazó
para verles a ellos, ya rehabilitados y en la Casa de la Buena Vida,
donde fue recibido con sorprendente cariño por personas que han
cumplido veinte y hasta treinta años de prisión.
«Quiero
que esta gente venga a Alhaurín a enseñar la dureza de la calle, la
recaída en la droga y la reinserción; que sean transmisores de su
experiencia para intentar que los que ya están dentro no vuelvan a
reincidir», afirmó Herbella, para el que la implicación de la
gente de la casa supone «un trabajo precioso» que hay que
aprovechar: «Los testimonios los cuentan ellos, que son como las
personas que están en prisión y que además es gente muy conocida
en el barrio».
El
director de la prisión añadió: «Yo siempre digo que la
reinserción se hace en prisión, pero que empieza al día siguiente
de salir de la cárcel. Yo, viniendo aquí, quiero dar un testimonio
de que la reinserción es posible, y que ellos lo demuestran».
LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD PARA LA CASA DE LA BUENA VIDA. ARTÍCULO DE ALFONSO VÁZQUEZ SOBRE EL CONCIERTO DE DIEGO EL CIGALA PARA FINANCIAR LA CASA DE LA BUENA VIDA
La última oportunidad para la Casa de la Buena Vida
Publicado
por Alfonso
Vázquez
|
28 Abril, 2011
Algunos
candidatos a la Alcaldía de Málaga se han hecho, en los últimos
tiempos, fotos entrañables en la Casa de la Buena Vida, gestionada
por la Asociación para la Integración de la Comunidad Gitana
Palma-Palmilla.
En
ellas aparecen sonrientes, dispuestos, felices, comprometidos, pero
desde que el mundo es mundo, se necesitan algo más que sonrisas de
oreja a oreja para que funcione una ambiciosa obra asistencial y, al
día de hoy, esta buena casa de La Palma-Palmilla sigue sin recibir
un céntimo en ayudas oficiales de administración alguna.
Para
quien no conozca esta historia, nacida en 2008, baste decir que un 20
por ciento de vecinos de La Palma-Palmilla se beneficia de una obra
social que tiene su sede en un diseminado del distrito pero que
también cuenta para sus actividades con el antiguo colegio 26 de
febrero, de propiedad municipal.
La
Casa de la Buena Vida tiene en la actualidad 6.000 beneficiarios,
2.500 de ellos en el reparto de alimentos y de hecho, su única vía
de entrada de comida.
Además,
acogen en la actualidad a 45 personas que están reconduciendo su
vida y tanto está cambiado ese tópico de un barrio echado a perder
que ahora mismo recibe enfermos enviados por los propios hospitales.
Clases
de apoyo, talleres deportivos, jornadas poéticas y 130 actuaciones
judiciales en el último año son algunos de sus frutos.
Cuesta
creer que en un distrito en el que por todos lados entran tantas
ayudas sociales y en el que la Junta anunció hace tiempo un plan
para invertir 80 millones de euros, la Casa de la Buena Vida se
encuentre a la cuarta pregunta, sin fondos para pagar el alquiler, el
teléfono ni las medicinas. No se trata de hacer populismo sino de
constatar que acudir a hacerse la foto promocional, prometer ayudas y
dejar que las semanas y los meses pasen es sencillamente lamentable,
por no decir inmoral.
Consciente
de esta precariedad, por segundo año consecutivo el cantaor Diego El
Cigala va a ofrecer un concierto a beneficio de la casa. Será el
próximo miércoles, 4 de mayo, en el Teatro Cervantes a las 9 de la
noche y las entradas costarán 8, 10, 18 y 25 euros. Acompañará al
generoso artista el guitarrista Diego del Morao.
Este
año además y vista la poca eficacia de las sonrisas electorales,
puede decirse, y así lo manifiestan sus responsables, que la Casa de
la Buena Vida depende de esta taquilla para poder sobrevivir, de ahí
que necesiten llenar todo lo que puedan el Cervantes. Las entradas
pueden conseguirse, además de en la taquilla, en la página web
www.teatrocervantes.com; además, puede realizar sus donativos en la
cuenta de Unicaja 2103 0288 00 0030000368 y consultar las actividades
de la asociación y la Casa de la Buena Vida en la
web: gitanospalmapalmilla.blogspot.com.
Ante
el cuajo y las lentitud de reacción de nuestras administraciones,
gestoras de nuestro dinero, habrá que echar mano de la generosidad
de los malagueños de a pie para que no se pierda una de las labores
asistenciales más intensas y esperanzadoras que se están realizando
en Málaga. El 4 de mayo, a las 9 de noche, en el Cervantes.
CONJURAR LA DROGA CON UN LENGUAJE ENTRE IGUALES.REPORTAJE DE GEMA MARTÍNEZ EN EL DIARIO SUR
En La casa de la Buena Vida, la gente que ha salido de la heroína y de la calle es la que ayuda con su experiencia a los que vienen detrás
18.08.11
- 01:46 -
GEMA
MARTÍNEZ gemamar@diariosur.es | MÁLAGA.
Dice
Jesús Rodríguez 'El Chule' que Dios le habla, y la verdad es que al
visitar la Casa de la Buena Vida -el caserón en el que desde hace
tres años y medio acoge a toxicómanos en situación extrema- dan
ganas de creerle, porque pareciera que allí se suceden los milagros.
Antonio
García García, 46 años, 29 de los cuales se los ha pasado
recorriendo prisiones de todo el país: Daroca, Puerto I, Teruel,
Zamora, Herrera de la Mancha, Alcalá Meco, Badajoz, Cáceres 2, diez
años en El Dueso.... Heroinómano desde los años 70. Seis meses
limpio; los mismos que lleva en la casa, desde la que se ve su
barrio, La Palma-Palmilla, en donde dice que ha robado hasta a las
ratas.
Rafael
Maldonado 'El nervios', 45 años, 30 cumpliendo penas en prisiones.
Dice que si se pregunta por él en ese mismo barrio, dirán:
«¡Válgame Dios! ¡Pero si ese tiene que estar muerto!». «¡Pues
no está muerto; que está la mar de bien!», se responde, y luego
enseña los dientes que se ha puesto, iguales, blancos, perfectos.
Lleva seis meses en la casa. Lleva limpio esos seis meses.
María
Fajardo 'La Yuli', 40 años, 17 en prisiones. Dice que, menos
prostituirse y montar en globo, por costearse el vicio ha hecho de
todo. Tres años en la casa. Tres años limpia.
José
Miguel 'El Semi', 31 años, diez años de penas cumplidas, casi tres
años en la casa. Se ha quitado hasta del tabaco y ahora se encarga
de repartir la medicación y el trabajo en la casa y también
participa en el programa contra el absentismo escolar en la barriada.
En
el milagro que es la casa falta un hombre, al que todos recuerdan
constantemente y al que llaman 'El sando', por 'Sandokan'. Un caso
considerado perdido, con años y años de cumplimiento de condena y
que consiguió limpiarse en la casa, en la que llevaba un año como
referente para muchos. «Tenía una cosilla pendiente del 2008; algo
que casi había olvidado y se lo han llevado a la cárcel», dice 'El
Semi', que valora todavía más el esfuerzo que 'Sandokán' hace
entre rejas: «Está teniendo una fuerza de voluntad increíble. Es
un máquina y ha demostrado que vale mucho».
Entre
iguales
«Esta
casa funciona de la siguiente manera: la gente que viene de la calle,
una vez que ha salido, ayuda al que viene detrás. Es una mediación
entre iguales, y funciona». Antonio Villanueva, que hacía
documentales cuando conoció a 'El Chule', que quedó atrapado por
sus trabajos en el barrio y que se encarga de buscar recursos y
configurar teóricamente el proyecto, explica que el protagonista de
la inserción social es el propio sujeto de la inserción y que eso
lo llevan hasta las últimas consecuencias. Como un mantra. «Porque
qué coño sé yo lo que es estar en la cárcel; lo que es no comer
un día, orinarte en los pantalones, estar tirado», sentencia.
'La
Yuli' lo explica también: «Esto funciona por el amor que nos
tenemos. Yo he pasado por todo y cuando llega alguien nuevo sé por
lo que esa persona ha pasado, lo que ha vivido. También sé que
necesita recuperar muchas cosas que ha dejado en el camino. ¿Quién
mejor que yo puede saberlo? Puedo decirles: no te tires por ese
barranco porque yo ya me caí ahí. Yo le agarro a él y después él
no deja caer al que viene detrás».
Y
luego, cuando 'La Yuli', que ha hecho de todo menos prostituirse para
conseguir droga, va al barrio a cuidar a niños y ancianos; y cuando
'El Semi', que es de la calle Ebro y que ha robado a los vecinos, se
levanta a las siete de la mañana para despertar y recoger a los
chavales y llevarlos al cole, otros que están como estaban ellos
piensan que sí, que es posible salir después de tocar el fondo. «Es
-dice Villanueva- como si llevaran puesto un letrero de neón que
dijera: Hemos salido. Se puede. Se puede».
La
Casa de la Buena Vida está situada en una pequeña loma del monte
Coronado y mira a La Palma-Palmilla. Las grandes torres del barrio se
ven desde los 'miradores' naturales del exterior del caserón
rehabilitado y recuerdan constantemente que están ahí, que si
quieren volver a la droga no tienen más que bajar; pero esa
presencia continua, más que incitar al abandono tiene el efecto de
convertirse en un reto y de fortalecer la voluntad.
«Cuando
estamos mal; emparanoiados, nos venimos y nos sentamos aquí, desde
donde se ve el barrio. Comparas la vida de abajo; la vida que tenías
en el barrio: las peleas, los niños perdidos, la mujer tirada. Allí
no eres nada. Un trozo de trapo viejo. Sabes que aquí puedes ser
lavado, transformado, tendido de nuevo. Miramos al barrio y nos
quedamos aquí, viendo el panorama desde lejos», dice 'La Yuli'.
En
la Casa de la Buena Vida no hay barreras, pero si salen, cuando
entran deben someterse a 'un doping' (un análisis para detectar si
han consumido). Si da positivo no pueden volver a salir en dos meses
y si no quieren cumplir, el barrio y la otra vida que el barrio
conlleva les queda a un salto. Ellos eligen. Eso dicen que les
recuerda 'El Chule'.
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